Un
militante del sindicato LAB de Navarra ha sido condenado a veintiún
meses de prisión por participar en una protesta ante un restaurante
que había despedido a 4 trabajadores.
Una vez más, desde la
CNT queremos denunciar la convivencia de todos los poderes del Estado
para con los abusos de la patronal y su represión en contra de
quienes luchamos contra ellos.
Los hechos tuvieron lugar el 7
de julio de 2018, cuando un grupo de militantes del LAB (entre los
que se encontraba el condenado) se concentró ante las puertas de la
pizzería La Sangiovesa de Pamplona, para protestar por el despido de
cuatro compañeros que trabajaban en dicho restaurante, promover un
boicot contra el mismo hasta tanto no se les readmitiese e informar a
la clientela sobre las condiciones de explotación que (como sucede
en prácticamente todo el sector hostelero del estado) estaba
sufriendo la plantilla.
Los
de siempre acudieron al local a proteger a la clase que sostiene sus
salarios y privilegios y varios sindicalistas fueron identificados y
posteriormente denunciados.
La
sentencia de primera instancia ha salido y el señor Juez ha
entendido que conductas como la “acción de pegar pegatinas por el
exterior y especialmente por el interior del establecimiento en plena
actividad profesional”, “entrar en el restaurante cuando está
con clientes”, “emplear un megáfono y dirigirse a los clientes”
o “colocarse con una pancarta en la puerta de entrada al local”
exceden el derecho de libertad sindical, llegando a calificarlas como
coacciones.
En
CNT no nos sorprenden estos acontecimientos en absoluto. Son muchas
las veces que hemos visto cómo se retuerce la ley para castigar a
quienes luchamos por un mundo sin explotación (aunque simplemente
reclamemos que se cumplan las normas que ellos han escrito en sus
libros y publicado en los Boletines Oficiales de su Estado), muchas
las compañeras encerradas por ejercer una acción sindical pacífica
para reclamar los exiguos (pero aún existentes) derechos que ellos
nos conceden como si de limosna se tratase, vaciando de contenido
algunos de esos derechos a su conveniencia para dejarlos en lo que
realmente son: palabras bonitas pero inútiles, fuegos de
artificio.
Pero esta y todas las veces que hagan falta,
seguiremos gritando bien alto que lo que es punible no son nuestras
pegatinas, sino sus horas extra interminables y jamás pagadas; que
no son nuestros megáfonos quienes coaccionan, sino sus amenazas para
que traguemos con salarios ridículos, horarios arbitrarios o
jornadas interminables.
Desde CNT nos solidarizamos con el
compañero condenado (al que deseamos éxito en el recurso que ha
anunciado presentará), así como con todas y todos aquellos sobre
quienes las garras de la represión y la injusticia penden por
reclamar lo que les pertenece y, a un tiempo, les decimos a todas las
trabajadoras y trabajadores que, ante sus abusos, nuestra
organización; ante su represión, nuestra solidaridad y ante la
injusticia, el apoyo mutuo.
CNT Madrid.