Este 28 de junio se cumplirán 50 años de Stonewall, la piedra fundacional del movimiento LGTBIQ+ contemporáneo, esa revuelta en la que el colectivo dijo basta. Hay quienes olvidan el peso de las mujeres trans en ese primer grupo que, en el Stonewall Inn, respondieron por una vez a las redadas homófobas y tránsfobas. Hay quienes olvidan la importancia de las personas racializadas en aquel estallido de rabia. Hay quienes olvidan que no fue una protesta mansa, sino una toma de las calles que respondió a la violencia policial.
En 1969, en este país, el colectivo sobrevivía a la dictadura fascista, represaliados como todos los demás, pero a menudo ignorados por parte de la oposición antifranquista. El Estado totalitario golpeaba con fuerza —y con particular inquina, de nuevo, a las mujeres trans—, y no había red de apoyo que amortiguara el golpe. Las habría pronto. Pero la primera marcha del Orgullo no se celebraría en el Estado español hasta 1977, en Barcelona, un 26 de junio. Unas 5.000 personas reclamaban entonces la derogación de la Ley de peligrosidad social, que criminalizaba la homosexualidad y creaba centros de detención específicos. Entre esos miles de personas ondeaban banderas rojinegras; ahí estaba la CNT.
El colectivo LGTBIQ+ no olvida. No olvida el peligro mortal del fascismo, ni olvida lo que está en juego mientras la democracia representativa hace sus cábalas. Las personas queer ven cómo se da espacio a partidos de ultraderecha en los periódicos, en las radios, en las televisiones, disfrazando al monstruo con el discurso de la normalidad democrática. Ven cómo se discute su misma existencia, cómo se apoyan pseudoterapias que son tortura, cómo se juega con su salud, cómo se les quiere relegar, de nuevo, al ámbito de lo privado. Y ven cómo todo eso se espectaculariza sin empacho en la batalla por el click y el share. Algunos de ellos lo ven desde dentro de las propias redacciones, obligados a guardar silencio y a elegir una vez más entre la dignidad y el empleo.
Pero el colectivo LGTBIQ+ tampoco olvida sus armas. Las de lo colectivo, que hacen que ese 10% se convierta en una turba poderosa. Las de la unión con la lucha de clase, de raza, de género. Las de las organizaciones combativas que no temen plantarse frente al capital, que de todo se apropia. Las de la revuelta que reclama lo que es propio y ahuyenta el miedo.
La Sección de Prensa y Medios de Comunicación de CNT Madrid sabe dónde está su sitio: apoyando a los compañeros LGTBIQ+ en los centros de trabajo, denunciando la homofobia y la transfobia de la mayor parte de la prensa, tejiendo redes con otros colectivos. El lema del Orgullo Crítico de Madrid, en el que participará el sindicato, tiene un lema: Despierta tu rabia. Porque esta tampoco será una protesta mansa.
Te esperamos el viernes 28 de junio en la Glorieta de Embajadores número 7 a las 18h, para ir en compañía a la manifestación por nuestra diversidad y en contra de este capitalismo rosa que mercantiliza nuestras revueltas.
Manifiesto de la plataforma convocante: https://orgullocritico.wordpress.com/