CNT Comunidad Universitaria y Sector Científico
Próxima asamblea de CNT Comunidad Universitaria y Sector Científico el domingo 10 de noviembre a las 11 de la mañana, c/ Glorieta de Embajadores nº7
Nota previa: toda nuestra solidaridad con la población de Chile, y nuestra repulsa a la brutal represión estatal que está sufriendo. Quizá la celebración de la cumbre COP25 en Chile nunca debería haberse cancelado. Cualquier posible solución a la crisis climática pasa necesariamente por la avanzar hacia una situación de justicia social. Hubiera sido un buen escenario para evidenciar esta necesidad. Por desgracia, es más fácil darle la espalda.
La crisis climática demanda acciones urgentes. Acciones que requieren superar el dogma neoliberal del crecimiento económico ilimitado. Acciones que impliquen que ese necesario “echar el freno” no suponga un deterioro de las condiciones de vida de las de abajo, las que siempre sufrimos las resacas de las fiestas de las elites. Acciones dirigidas a buscar nuevas formas de producción y consumo. La crisis climática es, en definitiva, el síntoma de una enfermedad ya conocida llamada capitalismo.
Pensamos que la lucha contra la crisis climática no tiene por que empezar de cero, como si fuera un proyecto activista nuevo, sino que puede encontrar útiles los recursos y herramientas de las diversas luchas anticapitalistas que ya están en marcha, desde movimientos feministas a conflictos por derechos laborales. Ordenar luchas por orden de importancia, o pretender que son fenómenos que no solapan, es hacer trampas al solitario. Por ello, hacer hincapié en la necesidad de acción sobre la crisis climática y ocultar la necesidad de acción anticapitalista es, o bien una omisión irresponsable, o una estrategia premeditada. En este contexto, basta echar un vistazo a la agenda de la COP25 para darse cuenta que está lejos de ser la cumbre que la crisis climática necesita.
En los últimos años la crisis climática se ha convertido en un problema fundamental para millones de personas en todo el mundo. Las manifestaciones por el clima llenan las calles de las principales ciudades del planeta. En este escenario, la postura institucional se adapta, pero no cambia su objetivo de perpetuar el funcionamiento del sistema, que no va a modificar sus objetivos ni sus dinámicas. Se suceden las declaraciones de emergencia climática (vacías de contenido) y los gobiernos se comprometen con objetivos de reducción de emisiones (en los que se excluye la producción que externalizan a países perdedores de la globalización, para que salgan las cuentas). Que no cuenten con nosotras. Las soluciones a los problemas de la clase obrera han partido siempre desde abajo. Tenemos memoria; y no tenemos tiempo.
Señalamos a la cumbre COP25 como culpable de esta mascarada institucional. No pretenden dibujar el escenario necesario de acción contra el calentamiento global. Solo buscan seguir ganando tiempo para que el sistema capitalista pueda continuar con su dinámica habitual: acumular, a costa de nosotras y del planeta. Culpables son también los medios de comunicación que inundan periódicos y televisiones de contenido dictado por las elites. No nos podemos permitir dejarles hacer. Apostamos por la acción directa. Por la organización. Por crear movimiento.
La acción individual, desde reciclar a reducir viajes en avión, no es suficiente. En absoluto. Llenemos las asambleas de barrio, de vivienda, laborales. Incluyamos reivindicaciones propias de la lucha contra la crisis climática en cada uno de estos espacios. Que sigan surgiendo secciones sindicales en cada centro de trabajo. Que las acciones por la reducción de jornada, por el cambio de modelo energético, contra la precariedad, por servicios públicos, por la conciliación y, en definitiva, por una actividad laboral y de vida distintas, post-capitalistas, se diseñen y organicen desde abajo. Apostamos por una universidad y ciencia para el pueblo, que no sirva a los intereses del sistema, ni de bancos, ni farmacéuticas ni empresas armamentísticas. La ciencia y la universidad deben servir a los intereses de la clase obrera, entre lo que entra, sin duda, la lucha contra la crisis climática.
La celebración de la COP25 ha convertido a Madrid en el escenario donde librar un importante capítulo en la lucha contra la crisis climática. Nuestra voz se oirá. Las elites del sistema capitalista, culpables de esta crisis, sabrán que estamos aquí. Las instituciones, globales y locales, culpables de evitar soluciones y perpetuar el problema, sabrán que estamos aquí. Participaremos en las acciones de protesta durante la cumbre de la COP25. Aun así, el momento más importante, donde radica nuestra fuerza, no es en el día de protesta, algo necesario pero puntual. Nuestra fuerza está en la capacidad que tengamos de organizarnos y de dibujar una agenda a corto, medio y largo plazo. Y seguirla. A por ello.