Nos recuerda remedios Zafra en El entusiasmo que la industria cultural se sustenta en una buena cantidad de personas que trabajan gratis, por una malentendida buena voluntad. Pues bien, en Madrid, es donde se reúne la mayoría de personas del mundillo, pero nadie conoce sus nombres, ni sus caras, porque apenas pueden trabajar: menos de un 10% consigue sobrevivir solo con sus interpretaciones, y apenas un 2% supera los 30.000 euros anuales. Es un trabajo temporal, intermitente, y ya vemos que, habitualmente, precario. Esa gran mayoría de artistas complementan sus escasos ingresos con otros trabajos en diferentes ámbitos como la docencia, y por supuesto se cumple el tópico de la hostelería: quizá la camarera que te está atendiendo es la próxima actriz de moda dentro de cinco años.
Con este panorama, conseguir representante para poder acceder a los mejores trabajos es algo que está fuera del alcance de quienes no tienen «un nombre». Un refugio habitual para los actores y actrices es la figuración, donde se puede seguir en contacto con el mundo audiovisual y aprender sobre el funcionamiento interno de un rodaje. No es la forma adecuada para acceder a algún papel, pero a veces alguno se cuela entre las convocatorias. Sobre todo, las llamadas pequeñas partes: breves intervenciones ocasionales necesarias por guión y que han de interpretar actores que solo estarán en una escena concreta.
El límite entre una figuración y una pequeña parte, o entre esta y un pequeño papel de reparto, es algo que las productoras se saltan a voluntad. Las agencias de figuración apenas actúan como meras captadoras de personal para los rodajes, y aunque ganan dinero de un porcentaje del sueldo de los figurantes, no les representan realmente a la hora de defender sus derechos: en un caso como este, no van a luchar por la diferencia de dinero, sus beneficios son más por el número de personas que ofrecen que por los servicios que esas personas realizan, y les sale a cuenta no plantear conflictos con las productoras. Esa es la diferencia con un representante, que realmente ha de luchar por cada actor que coloca en una producción. Ante eso, solo queda la reclamación personal del trabajador frente a ambas, y para que adquieran mayor fuerza es fundamental la labor de un sindicato como CNT.
Ese ha sido el caso de uno de nuestros afiliados, que iba acumulando intervenciones capítulo tras capítulo de una conocida serie diaria de producción nacional. El convenio de actores dice que los contratos se aplican a las obras completas, y, en el caso de una serie, cada temporada es lo que se considera como tal. Por tanto, esas pequeñas partes, que ya a menudo excedían en sendos capítulos la mera frase eventual, al ser consideradas en conjunto constituían un papel de reparto. Pero además, cuando alguien ha sido contratado en una jornada laboral en alguna de las categorías establecidas por convenio como actor o actriz, no puede ser contratado en una categoría inferior otra jornada. Como era de esperar en este caso, esto se ve reforzado por el hecho de que, el actor siempre realizaba el mismo papel de forma evidente: un personaje con nombre, características y acciones propias. Y todo esto es lo que la productora, y por ende la agencia, no querían reconocer al trabajador, ya que preferían pagarle como figurante en un fraccionamiento de su contrato en claro fraude de ley.
La empresa se valió de estratagemas para dilatar el proceso lo máximo posible, recurrió a una Comisión Paritaria del convenio que ni siquiera existía. Ha tenido que pasar otra temporada de la serie para que finalmente la productora haya preferido pagar que encontrarse con una sentencia en contra que pudiesen usar posteriormente otros compañeros y compañeras. Si se ha logrado ha sido gracias a la voluntad del compañero y a la labor sindical. No ha sido fácil ni rápido, pero no hemos dejado de perseverar en ello, y finalmente ha sido remunerado tal como debería haber sido desde el principio.
Conseguir que se paguen las cosas conforme a la ley y a lo que ha sido acordado por las propias productoras es lo que puede devolvernos el entusiasmo por trabajar creativamente en las artes escénicas. No podemos seguir permitiendo que la patronal se salte los límites que ella misma ha establecido y nuestra precariedad sea la que pague sus beneficios barnizados de glamour.
Compañeros y compañeras. Luchamos por lo que es justo. Defendamos nuestros derechos.
Afíliate #CuentaConCNT