El asesinato de Belén Cortés Flor, trabajadora en un piso tutelado de Badajoz, no es un caso aislado ni un “suceso trágico” fruto del azar. Es la consecuencia directa de la precariedad y la desprotección en la que trabajamos miles de personas en el ámbito social, expuestas a la falta de recursos, a la sobrecarga y a la inseguridad.
Belén ya había denunciado amenazas en su trabajo, como tantas y tantos hemos hecho antes sin recibir ninguna respuesta. En los pisos tutelados, en los centros de menores, en los servicios sociales, la consigna es siempre la misma: apáñatelas como puedas. Plantillas insuficientes, sin formación específica, sin protocolos de seguridad claros, sin medios. Y cuando ocurre lo inevitable, los responsables se lavan las manos.
Desde CNT Madrid queremos denunciar que la muerte de Belén no es un caso aislado, sino el reflejo de un sistema laboral que desprecia nuestras vidas y nos obliga a trabajar en condiciones que nos ponen en riesgo. Exigimos que se depuren responsabilidades y que se implementen medidas reales para garantizar la seguridad de quienes trabajan en estos entornos. No queremos minutos de silencio ni discursos vacíos: queremos condiciones dignas.
A la vez, rechazamos frontalmente los intentos de instrumentalizar este asesinato para alimentar discursos racistas y xenófobos. Quienes ahora claman por “mano dura” y criminalizan a la juventud más vulnerable no han movido un dedo para mejorar las condiciones en las que viven estos menores ni para dignificar el trabajo de quienes los acompañan en su proceso. Son los mismos que recortan en educación, en servicios sociales y en protección laboral. Los mismos que nos precarizan, nos explotan y luego nos dejan morir.
No vamos a permitir que la violencia estructural que sufrimos en el tajo se utilice para alimentar el odio. Exigimos justicia para Belén, apoyo para su familia, sus compañeras y compañeros, y condiciones de trabajo seguras para todas.
¡Ninguna muerte más en el trabajo! ¡Si tocan a una, nos tocan a todas!