Van casi dos años de genocidio en Gaza ejecutados por manos israelíes: más de 61.499 personas (casi el 30% de ellos, niños, menores de 16 años) asesinadas a bombas, a tiros, a base de hambruna provocada (ya se cuentan más de 100 niños muertos de hambre). Un genocidio con todas las letras con el que el Estado sionista trata cada día (y van casi 700) de destruir el alma del pueblo palestino, que va más allá de acabar con sus vidas, que, esta vez sí –tras más de 70 años–, busca acabar con cualquier oportunidad de reconstrucción, con su futuro.
Las trabajadoras europeas asistimos con estupor, con desconcierto y, finalmente, con rabia a la falta de respuesta de unos dirigentes que nunca han estado a la altura. Dirigentes que han comprado y aplaudido la excusa del terrorismo y la “defensa propia” del asesino Netanyahu. Un Netanyahu que está siendo investigado por corrupción en su propio país y que forma gobierno con sio-fascistas de la talla de Ben-Gvir y Smotrich. La gente en Europa grita en las calles contra el fin de un genocidio terriblemente cruel transmitido en directo; reciben palos por parte de los perros violentos de sus estados cómplices.
Si podemos actuar contra lo que está pasando en Gaza, si sabemos las atrocidades que los genocidas están cometiendo, es gracias a los periodistas gazatíes que se están jugando literalmente la vida en contarlo, y por eso Israel los tiene en el punto de mira: ha asesinado a 238 periodistas en menos de dos años. Los últimos han sido los periodistas de Al Jazeera, Anas Al Sharif y Mohamed Qraiqea; Ibrahim Zaher y Moamen Aliwa, fotoperiodistas; y su asistente Mohammed Noufal. Ojalá fueran los últimos de verdad en esta lista macabra que busca que se haga el silencio internacional sobre el genocidio. No nos van a callar.
Estamos cansadas y enfadadas de levantarnos cada día con noticias de compañeros muertos, y estamos aún más cansadas y enfadadas de ver a la máquina propagandística sionista escupir mierda sobre estos compañeros, como ha hecho el “medio de comunicación” Bild (perteneciente al grupo Axel Springer, propiedad del fondo proisraelí KKR) publicando “Terrorista disfrazado de periodista, asesinado en Gaza”. Nos parece un atentado deontológico simplemente repetir el discurso que criminaliza a nuestros compañeros y legitima el terrorismo de Estado. Desde la Sección de Trabajadoras en la Prensa y la Comunicación de CNT Madrid no entendemos tampoco el silencio de las asociaciones de profesionales AFP y FAPE, que en el pasado sí han denunciado el asesinato de periodistas cuando era otro el Estado ejecutor.
Obrera, obrero, tienes poder para cambiar las cosas: ¡organízate contra el genocidio! Es hora de pasar de la solidaridad performativa al boicot a las empresas que colaboran con el genocidio sionista y a ejercer presión a nuestros gobiernos para que corten relaciones diplomáticas y económicas con el Estado genocida de Israel.
Compañera y compañero periodista, niégate a repetir el discurso que legitima el genocidio y denuncia con tu altavoz la miserable barbarie que está desplegando el criminal Netanyahu sobre la población Palestina.
¡Viva Palestina libre! ¡Viva la lucha del pueblo palestino!