Estamos hartas de cobrar salarios de mierda en el sector de la comunicación. Un año después de decírselo a los dueños de las empresas de información a la cara, se lo recordamos a toda la sociedad con la campaña ‘Quien te informa una mierda cobra’, que os habéis podido encontrar en vuestro camino al curro, si sois de Madrid y tenéis que coger todas las mañanas la M-30, como tantas.
Estamos hartas. Porque las que escribimos las noticias, las que las maquetamos, las que graban los programas de televisión, las que realizan los podcasts, las que reparten los periódicos, las que preguntan en el Consejo de Ministros o las que investigan la corrupción ganamos una miseria al final de cada mes.
España es un país precario en general. No nos sentimos especiales. Pero sí que lamentamos que nuestro sector está atravesado por la individualidad y una insuficiente organización sindical de los trabajadores. Estamos luchando para cambiarlo, por medio del modelo horizontal de la CNT, en el que cada reclamación de cada compañera se escucha y se pelea.
Desde ya exigimos salarios y remuneraciones dignas y convenios actualizados en todas las grandes y medianas empresas, y también para las trabajadoras freelance y para las que están contratadas en empresas pequeñas que dependen del convenio sectorial o de la negociación cara a cara con los jefes.
La inflación acumulada desde 2019 es de cerca del 16%. O lo que es lo mismo, un sueldo de 25.000 euros brutos ha recibido un mordisco de 4.000 euros si se le resta la escalada de los precios de la factura de la luz, de los alimentos en los supermercados, del alquiler y de los precios del resto de productos y servicios de consumo a los que, irremediablemente, hay que hacer frente.
A la mayoría de nosotras, en estos últimos años, las empresas no nos han subido en ese mismo porcentaje el sueldo o las remuneraciones de nuestros trabajos como autónomos. Hemos perdido mucho poder adquisitivo, y ya partíamos de salarios muy bajos.
Compensar el daño de la inflación a los sueldos es un mínimo que se defiende incluso desde la ortodoxia económica para no ahogar la capacidad de compra de los trabajadores y, por tanto, para no herir de muerte a la actividad de todo el país. Hasta el Gobierno se ha preocupado de aumentar las pensiones o los sueldos de los funcionarios según las subidas de precios. Como poco, es lo mismo que merecemos en el sector de la comunicación urgentemente: incrementos retroactivos del 3,1% por 2021, del 8,4% por 2022 y de otro 3,5% por 2023. Y, a partir de ahí, habrá que seguir hablando.