Se vienen cositas. Esta frase, carne de memes, es recurrente en Internet entre artistas, músiques, actores y actrices, personal técnico… creadores de todo tipo cuando están iniciando un proyecto en el que ya han puesto toda la ilusión pero del que aún no pueden hablar. Luego viene el momento de contarlo, y que a menudo la promoción sea algo así como predicar en el desierto, o que el proyecto no salga adelante y que lo que se haya venido sea el hambre de mañana sin el pan de ayer.
Este no es el caso, porque las cositas se vienen, sí o sí, y son muchas. Y el proyecto no es nuestro, pero como todo artista nos comprometemos y lo afrontamos con ilusión: que la que se nos viene encima sea buena, es en lo que estamos intentando trabajar. Con una cierta dosis de creatividad, para pensar en todas las situaciones posibles, en las soluciones, en que nada se escape por cualquier resquicio… pero también con mucho lenguaje burocrático, mucha ley de por medio y todo eso a lo que también muchas veces los creadores han de enfrentarse para poder ofrecernos el resultado espectacular.
Pero perdonadme, que soy muy disperso y me pongo a hablar del tema antes de decir qué es eso, el tema, así que vamos a dejarnos de subterfugios y deciros de lo que estamos hablando: el Estatuto del artista, creador y profesional de la cultura…
Desde la aprobación de un Real Decreto hecho a toda prisa para poder solucionar la anomalía que supone este sector dentro del ámbito profesional, y por tanto poder enmendar la plana a la última reforma laboral en la que no podíamos encajar, el compromiso era aprobar este Estatuto en el plazo del año. Vamos, que somos una de esas cosas que se escapan por los resquicios esos, que hemos mencionado, recordáis, o al menos como una de esas pelusas que no solo se esconden debajo de la cama sino que encima se quedan entalladas debajo de la pata y resisten ahí como campeonas. Espera, que voy a pedir perdón porque de nuevo me estoy dispersando: salto de párrafo y retomo.
El proyecto, empecé diciendo, no es nuestro, pero es un proyecto en que el que mundo artístico lleva pensando hace décadas. No es nada que se saque nadie de la manga (por cierto, los magos, claro, también entran dentro del Estatuto) en este país, sino que precisamente viene de la observación de lo que se ha hecho en otros países de nuestro entorno donde, en lugar de acusar a los artistas de recibir paguitas, se les apoya como valores importantes a los que, tampoco nos engañemos, de paso usar para intereses de todo tipo, nacionalismo incluido. Que puedan vivir decentemente los artistas antes de que se les homenajee una vez muertos, aunque aquí a veces ni eso… Espera, que vuelvo a apartarme del hilo (por cierto que vestuaristas, así como maqui pelu y todo el equipo técnico de una producción está amparado por el Estatuto).
El miedo que se tenía a este plazo es que de nuevo se aprobara a toda prisa y nadie pensara en esos famosos resquicios, o que no diera tiempo, que para el caso es lo mismo. Pero es lo que decimos, que esto está muy pensado de hace tiempo por muchos colectivos del ámbito cultural, y lo que hace falta es que se nos escuche. Y parece que así está siendo. Y que se nos haga casito, claro. Escucha activa, creo que lo llaman ahora. Bueno, aterrizo.
El caso es que, en 2018, antes de todo este lío, la reforma, la pandemia, ya hubo un Informe para la elaboración del Estatuto del artista, que aprobó, alucinantemente, el pleno del Congreso en pleno, vaya, por unanimidad, que eso es dificilísimo, después de que una comisión, o subcomisión, se lo trabajase durante un año y medio. Pero, entonces, ¿qué implica este informe? O ¿qué implica el estatuto con respecto a este informe?
Pues creo que de alguna forma podríamos decir que el Informe indica cómo está la cosa y qué hay que hacer y el Estatuto viene a decir el cómo se hará todo eso. Y todo eso, como dije antes, es un poco mogollón, un batiburrillo que sin embargo tiene que estar muy claro. Porque no es una ley, son varias —y el famoso Real Decreto fue un anticipo de una de ellas— y no atañe a un solo ministerio, sino a varios. Que esto implica tema laboral, de fiscalidad, de Seguridad Social… Así que imaginad el lío, que ni el mejor director de orquesta podría controlar (y tanto los directores de orquesta como la orquesta en sí están en el Estatuto). Y claro, de pronto ahora le llega a un ministerio un cambio gordo de ciertas cosas y lo primero que hacen es decir: «uy, no». Pero no pueden, porque para eso se aprobó el informe. Haber elegido muette… Así que después del susto, de pronto se tienen que poner las pilas y encajarlo como mejor se convenga a todos. Y para eso hay grupos de trabajo currándose ese cómo, para que sea lo más favorable posible a quienes trabajamos en esto.
Y nosotros, la CNT, ¿qué pintamos en todo esto? Pues ahí estamos, que mientras no cesábamos de insistir en darnos contra ciertos muros, como el del Convenio de la figuración, que es más opaco que el color Vantablack ese que ha patentado Anish Kapoor (sí, les artistas plásticos también entran en el Estatuto), estábamos vislumbrando la necesidad de un plan B, y esta era una oportunidad única que no podíamos dejar pasar. Así que hemos rodeado ese muro con agilidad de cuerpo de baile (sí, los bailarines y bailarinas también están en el Estatuto, y los coreógrafos, claro), hemos llamado a esta puerta y esta vez se abrió la muralla, y se nos ha escuchado. Quizá rodeando ciertos muros se solucionen cosas que no se pueden solucionar derribándolos. Quizá podamos conseguir que ese muro se convierta en nuestra protección. Ay, que me pongo metafórico.
En fin, lo que hemos llevado ha sido la voz de los trabajos más precarios, de los que apenas nadie se ocupa. Excepto nosotros, claro, que somos nosotros mismos quienes trabajamos y sabemos bien lo que nos afecta, así que nos ocupamos. Somos especialistas en lo nuestro (perdonad el encaje malo pero sí, los especialistas de cine, bueno, como todo el que trabaje en el cine, también están en el Estatuto). Así que eso hacemos, intentar tapar los resquicios, los famosos resquicios por los que se podía estar escapando algo, matizar, poner los puntos sobre las íes (sí, autores, autoras y guionistas también entran en el Estatuto) y tratar de que en la redacción de todo esto no quede ningún punto ambiguo —vale, ya sé que leyéndome eso parece difícil, pero sabemos ponernos más serios cuando es menester— que luego los empresaurios puedan interpretar como quieran y la Inspección de trabajo no sepa qué hacer. De hecho, esperamos que puedan hacer más porque desde aquí se les den las herramientas posibles. Y es que en la elección de una palabra u otra está la fina cuerda de funambulista que separa el hecho de que estemos protegidos o no. (Y por si alguien lo dudaba, también voy a aprovechar para decir que los funambulistas y demás artistas de circo y títeres entran en el Estatuto).
Esta es la oportunidad de que el Estatuto germine como una obra creativa, poderosa y colectiva que crezca y dé buenos frutos de los que todos podamos disfrutar. Estamos contentos de poder aportar nuestro granito de fertilizante (ecológico, que no sea dañino pero tampoco inocuo, que se note) en la medida de lo posible, que esperamos que sea mucha. Y en lo que no podamos, en lo que se escape por los resquicios, seguiremos en la lucha, ojalá ayudando con más fuerza a los trabajadores del sector, gracias a nuestra implantación, que necesitamos que siempre sea la máxima. Porque todo esto tú lo haces posible. Perdón, que ahora esto parece un anuncio de la tele pero bueno, eso, que de ti depende, y con esto estamos también llamando a que aquellos colectivos de trabajadores que no se hayan podido ver hasta ahora representados por nadie en estos ámbitos, como ha sido el reciente caso de los modelos de Bellas Artes, os acerquéis a nosotros, para que os ayudemos a organizaros de la única manera legítima para defender vuestros derechos (para que podamos también decir que vuestra profesión está incluida en el Estatuto) desde otra forma de hacer sindicalismo.
* Se me encargó esto para comunicar que estamos teniendo reuniones con grupos parlamentarios y con el Ministerio de Cultura, y seguiremos teniéndolas, confiamos en que cada vez más, con quienes están trabajando en la elaboración del Estatuto en este breve periodo de tiempo hasta su aprobación… y al final no lo he dicho. Bueno, sí lo estoy diciendo al final. Y eso, que nos hemos reunido con el Ministerio de Cultura, ha sido bastante productivo y tenemos información de que muchas de las cosas que llevamos van a estar incluidas en el Estatuto del Artista, de hecho en alguna va a ser muy tenida en cuenta nuestra propuesta. Que esto estaba implícito en todo lo que he escrito, pero aquí queda más claro.